Indignación 004: Resucito para volver a morir.

4 a.m. en Argentina del Este, geometrales a la mitad, entrega el Martes y el Viernes y escuchando Pixies con su putísimo tema "Here comes your man" (Pero never comes!).

Y me indigna la gente que es poco sensata. Es necesario tanto esfuerzo de uno para que el hijo de una jauría de putas desesperadas de tu profesor te diga "La verdad es que ésto... Bastante flojo".
¿Tu oligofrenia es tan enfermiza o yo soy la que realmente estoy mal y pienso que me paso 25 horas al día haciendo coronas de hierro y pulseras de mierda para que, no solo no me sirvan para nada, sino que además tengas el toupé de venir a decirme que "está flojo"?

Ah no no no no. Hoy te desee la muerte. La mismisima muerte en tu casa, justo en el momento que la invocaba para que te guadañe con su guadaña, que te hache con su hacha mortal, te toque con su mano mortal y te vayas al infierno.

Tengo la ciática que me está matando, un dolor de riñones mortal, un frío de la ostia porque, como me duele todo, estiro bajo todas las fuerzas de mi alma y voluntad posibles tener que pararme para apagar ese aire acondicionado del orto que me hace girar la ruedita de los watts como loco.

¿Es necesario, señor Jebus, que yo, mujer esbelta y simpática, talle 36, rubia, tez morena y ojos claros, pechos turgentes y trasero prominente, cintura de avispa y tacones tenga que soportar todo éste martirio para LOGRAR (si, si, LOGRAR) RENDIR?

La respuesta es... No, señores. No.


Mañana mismo llamo a Obamaah no Osama... U Obama? Osama u Obama? He ahi el dilema.

Chau, chupen pingos. O pingas. O penguins. O pichos. O chichos. O salchichas. Con chicas. Y chichas.

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